



Erase una vez que se era, en un lugar muy lejano, vivía un hermoso lobito, de orejas puntiagudas y ojos saltones, resoplaba cada mañana al despertar pues no tenía espacio para estornudar, ya que con su hocico tan grande y su casita tan pequeñita, chocaba fuertemente con la pared de enfrente magullándose la nariz. Llevaba tiempo pensando nuestro pintoresco personaje en mudarse a un habitáculo un poco más grande donde poder vivir más cómodamente, pero la vida no estaba para sobresaltos y, de momento, habría que seguir allí. Siempre pensaba en posibles mejoras para su casita, que eran automáticamente desestimadas por la falta absoluta de espacio donde poner nada más. La cocina escondida bajo el suelo con resortes para usar y guardar, la cama plegable, y la mesa en el suelo eran todo el mobiliario que se podía permitir.
Como cada mañana, Lobito salió a trabajar. Trabajaba en una de las más grandes empresas de productos tecnológicos de última generación. Por sus manos pasaban a diario chips y circuitos de un valor incalculable que manejaba con extremada cautela. Llegó puntual, como siempre, pasó su pezuña por el lector de patas, se embutió en su mono de trabajo de un blanco impoluto y pasó por la sala que, según le dijeron el primer día, era para eliminar todas las impurezas que pudiesen llevar encima. Una vez dentro, apoyaba las posaderas en el taburete, cogía el destornillador de aire comprimido, una placa de circuito de una bandeja y la carcasa de plástico de la otra, y se ponía a atornillar. Así día tras día, seis mil tornillos de siete a tres. Cuando el reloj marcaba las tres, dejaba todo cuanto tuviese entre manos y desaparecía de la empresa fugazmente, paraba en el bar de la esquina a comer algo y seguía camino a casa, donde pasaría el resto de la tarde pegado a la pantalla del ordenador.
Las horas pasaban deprisa pegado a la pantalla de su flamante equipo – para esto no escatimaba en gastos – surfeaba la web cual experimentado desarrollador. Lobito era experto en piratería informática y pocos eran los servidores de grandes empresas que podían resistir los ataques del susodicho. Accedió a la nueva plataforma caralibro.com, que suplantaba a la anterior facebook que se quedó pequeña para la cantidad de usuarios que había conseguido en sus 50 años de vida. La pantalla le pedía sus datos de acceso, a lo que Lobito respondió:
Login: Caperucita
Password: *********
Acceso permitido, cantó la pantalla. Nuestro personaje se frotaba las manos, para esta tarde tenía preparada una gran misión. Llevaba semanas tonteando con tres cerditos que se habían creído el perfil de Lobito. Imagínense:
Chica de 17 años, voy siempre vestida de rojo, rubia, cuerpo esbelto, mi abuelita está siempre en su casa del bosque así que vivo sola. Agrégame y hablamos.
Los tres cerditos, hermanos por cierto, cayeron como cae cualquier adolescente hormonado de 18 años. Los pobrecitos no sabían la que les esperaba aquella tarde. Lobito tenía preparado un nuevo troyano de última generación, diseñado, programado y probado por él mismo que le daría, en menos que canta un gallo, todos los datos importantes de los equipos de los cerditos, desde imágenes comprometidas hasta las claves de sus cuentas bancarias recién abiertas. En un momento, apareció el mensaje que tanto ansiaba: estaban conectados. Abrió el sistema de envió de ficheros de “caralibro” y mandó a cada uno de los cerditos una colección maravillosa de una modelo en paños menores que seguro no rechazarían. Al mensaje de, “podéis ahora verme tal y como vine al mundo”, las hormonas de los cerditos se dispararon y aceptaron sin dilación un archivo comprimido que en su interior no llevaba, sino, una foto distorsionada y un paquete sospechoso perfectamente oculto con la cara de Lobito sonriente.
Así fue cómo Lobito intentó entrar a sus ordenadores, y así fue como sucedió. Según recibieron el fichero y la decepción les inundó al ver la foto borrosa, nuestro piratilla ya recibía datos del ordenador de uno de ellos, y es que este no tenía su ordenador correctamente protegido, (Windows, sin antivirus). El segundo cerdito recibió un mensaje de su anti-spyware que le advertía de un fichero infectado en el paquete pero este, confiado en que quien se lo había mandado era Caperucita y nada había que temer de ella, ignoró el aviso e igualmente fue infectado. Lobito ya esperaba ansioso la llegada de los datos del tercero con lo que su plan se completaría con un éxito absoluto. Sin embargo, por más que esperaba, allí no llegaba nada. Y es que, lo que no sabía era que el último cerdito había sido precavido y como no le gustaba correr riesgos innecesarios, usaba Linux de manera que nada pudiese generarle problemas.
Y así fue cómo se hizo con los datos de dos poco precavidos cerditos y el tercero vivió feliz y seguro tras la protección de su sistema operativo. A la mañana siguiente, Lobito volvió a chocar con el hocico contra la pared de su casita y atornilló y atornílló hasta la extenuación, y ese día pasó a comer al restaurante caro con el sueldo extra.
Al pobre capitán se le había perdido la espada el día anterior luchando contra los temibles arbustos en el parque. A nuestro amigo ninja le habían metido gato por liebre al comprar sus luchacos y se rompieron por la mitad como papel en el primer giro. La vampiresa acababa de llegar del dentista de someterse a un limado completo de colmillos y nuestra novia cadaver tenía las uñas pegadas con celo alrededor de los dedos porque no quedaba pegamento.
El resto, hicieron su papel, y la verdad que muy bien.
Además, hoy empieza la fase de votaciones de la 2º Convocatoria de AKwar Relatos. Ya sabéis como encontrarla, aquí. Y esta vez, el tema es Cuento tradicional en la actualidad. El tema, de primeras prometa, y me huelo que de últimas no va a decepcionar.Echarle un vistazo.
Y por hoy nada más, sé que es poco y que os esperábais más, y lo siento, pero no da el tiempo para más. En pocos días más, y mejor.
Y ya sabéis, a votar. Qué empiece el torneo.
Habéis sido vosotros, sí, la comunidad AKwar los que me habéis empujado a dar el salto de nuevo y plantarme aquí, delante de la pantalla a contar cosas que quizás a nadie le importen. No cuento más que historias, curiosas algunas de ellas, ¿interesantes? otras, y algunas incluso aburridas. Lo siento por estas últimas.
Hoy quiero hablaros de dos blogs amigos (en uno de los cuales participo) que creo no podéis pasar por alto. Aquí están.




Estos son mis ilustradores favoritos. (Lo siento Alan, siempre tendrás un lugar en mi corazón) AKwar Ilustración, galería de arte fantástico totalmente gratuito, exposición propia itinerante por todo el planeta, nuevas adquisiciones cada poco tiempo. ¿A qué esperar para entrar y deslumbrarte con la mano de estos tres magníficos artistas? No lo dudes ni un segudo más, entra y hazte partícipe de la competición a muerte que estos tres dibujantes se traen entre manos. Aranzazu, Martin, Ion Ander, os habéis convertido en parte de mis artistas favoritos, sabed, que en mi pequeño Hall of Fame de mi habitación compartís banco con grandes de la talla de Alan Lee, felicidades. El resto, a entrar a observar, gozar y sobre todo, votar. Aún quedan dos días para votar las ilustraciones de la 14ª Convocatoria, cuya temática es Imbolc. No lo dudéis más.
Y así, con estas dos novedades magníficas, me despido de todos vosotros hasta la próxima. No os olvidéis de dar vuestra opinión y, como no de haceros Disturbed Brains.
Caminad en paz.
Papis